14 septiembre 2011

Yo no quiero
enamorarme perdidamente y ser correspondida porque sí, y recibir un
regalo por cada mes a tu lado, ni ser los novios perfectos,
ni darme siempre la razón por no discutir, ni hacer siempre lo que
yo quiera, ni que te gastes dinero en mi, ni ir siempre cogida de tu
mano, ni que me lleves a lugares preciosos, ni que me digas que amas
y todas esas chorradas, ni que digas que vamos a estar siempre
juntos, ni quiero estar todo el día con tu brazo por encima de mi
hombro, y tampoco quiero que me llames mi vida, mi amor
o cariño. Yo, lo que quiero, es conocer a alguien, darme
cuenta de que es él, luchar por lo que quiero y con esfuerzo
conseguirlo, quiero que me lleves la contraria, que no me des la
razón y opines, quiero que nos piquemos y luego reconciliarnos como
tú y yo sabemos, quiero que en vez de regalos me hagas sentir que
estás ahí, que sigues ahí, y que estarás ahí, quiero que me
digas que me quieres, que me quieres ahora, en este mismo instante, y
que no te importa lo que pase en un futuro, y que me digas te quiero
sin decir nada, quiero que me tires al suelo y que seas tú quien me
levante, quiero que me demuestres que estoy por encima de todo, nada
de palabras, eso no sirve de nada si no se demuestran, y quiero que
tú lo estés haciendo todos los días. Y sí, soy exigente, una niña
mimada, caprichosa, egocéntrica, una niña de papá, y una enana que
pone caras de asco, pero pese a todos de mis defectos que no son
pocos, te aseguro que nada puede hacer que te deje de querer y por
supuesto, que nadie te va a quererte ni la mitad de lo que te
quiero yo, te lo juro.